viernes, 30 de septiembre de 2016

Chatarra y objetos reciclados ahora son una feria



Arquitectura de Feria fue un parque de diversiones que se instala en diferentes ciudades del mundo. Se instaló en La Quinta Normal de Santiago de Chile el pasado mes de enero.
Parece de otro tiempo y de otro espacio, un mundo inexistente, donde la rueda de Chicago en lugar de asientos tiene tazas de baño, donde los juegos de tiro en lugar de balines disparan huesos de aceituna y donde los carruseles en lugar de caballos tienen antiguas motos y bicicletas. Durante todo enero, esta instalación de Santiago a Mil cambió el sentido de la remodelada Quinta Normal.




Es un proyecto interactivo en que estas máquinas funcionan para los niños con manivelas y pedales accionados por los adultos.

La compañía Antigua y Barbuda tiene como alma mater a Jordi Ferré.  Fue fundada en 2002 y desde 2009 está dirigida en conjunto con el artista multidisciplinario Oscar de Paz. Se ha hecho un nombre en Europa construyendo escenografías, montajes de animación y performances vinculadas al teatro, el circo y la instalación artística. 

Es un trabajo multidisciplinario en el que participan arquitectos, artesanos, modistos, eléctricos, diseñadores, actores, músicos, y cuyas construcciones han sido parte de diferentes festivales en Europa.

Todos los trabajos de la compañía se hacen con material de recuperación, chatarra, que viene de la calle, de donaciones de amigos y mucha construcción propia, que es un sello de la compañía.

Fue creado originalmente para el Festival La Mercè de Barcelona.
 Cada artefacto de la Arquitectura de feria tiene un tope de uso de dos minutos y el público es animado y asistido por una veintena de actores. Después de montarlo en España, Francia y Suecia, el director explica que “a pesar de que los hábitos son distintos al hacer la fila, las reacciones son parecidas: el público pasa del asombro a una experiencia muy agradable”.



Mini Cavallets:
Este original carrusel funciona mediante el pedaleo de bicicletas. Los padres se transforman en una de las piezas del movimiento, mientras los niños se convierten en engranajes de la obra, activando el movimiento de las figuras.

Árbol de hierro: Se trata de un carrusel con particulares vehículos que se eleva y gira suspendido por cadenas que cuelgan de un árbol. Los adultos son el motor de esta máquina: mediante el uso de una manivela activan los engranajes de esta onírica atracción.

Oliva & Barbuda:  el hueso de la aceituna devorada es la materia prima de este stand de tiro donde grandes y chicos pueden probar su puntería en el arte de las armas de distancia.

Tingalya:  Es una rueda muy peculiar, inspirada en el universo de Jean Tinguely, pintor y escultor suizo famoso por sus “máquinas escultura” y arte cinético. Aquí los niños están suspendidos sobre unas cestas que giran activadas por la fuerza humana.

Las tumbonas:  El lugar de relajación por excelencia del parque. Bajo el cuidado de un narrador de historias, los agotados adultos recuperan sus fuerzas y superan el sopor, abanicados por un sistema de aire accionado por los niños.
Todas las atracciones que componen Arquitectura de Feria están realizadas a partir de objetos reciclados, chatarra.
 Arquitectura de Feria es más que una colección de máquinas realizadas a partir de objetos reciclados y chatarra, es una propuesta artística completa, donde los tradicionales operarios y feriantes son actores con un papel importante a la hora de hacer disfrutar a los participantes con sus historias y fantasías alrededor de cada atracción.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Las medallas de Tokio serán fabricadas con chatarra electrónica

Las medallas de Tokio 2020 se fabricarán con smartphones reciclados
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Ahora que han finalizado los Juegos Olímpicos de Verano de 2016, y a la espera de que esto próximos 4 años pasen lo más rápido posible, se han descubierto nuevos detalles sobre la fabricación de las medallas de Tokio 2020.
De acuerdo con la publicación japonesa Nikkei, los organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 quieren obtener el oro, plata, y bronce mediante el reciclaje de los materiales que se encuentran en millones de smartphones desechados y otras piezas de pequeños electrodomésticos.



Japón es uno de los mayores consumidores de electrónica a nivel mundial.  Por ello genera una gran cantidad de basura electrónica. Si tenemos en cuenta que los tres metales preciosos que dan forma a las medallas de los juegos olímpicos se utilizan en diversos componentes de estos aparatos debido a su conductividad y su alta maleabilidad, es lógico pensar que Tokio 2020 centrará la producción de sus medallas en el reciclaje electrónico.

Este periódico japonés asegura que para los Juegos Olímpicos de 2012 se usaron 9,6 kilos de oro, 1.210 kilos de plata y 700 kilos de cobre (para las medallas de bronce).
Si tenemos en cuenta que en 2014 se logró reciclar en Japón 143 kilos de oro, 1.566 kilos de plata y 1.112 toneladas de cobre de productos reciclados, podemos ver como la basura electrónica se convierte en una auténtica mina de metales preciosos.

De hecho la cantidad de oro y la plata que se encuentra en la basura electrónica japonesa constituye el 16% y el 22% de las reservas totales del mundo, respectivamente. Y eso que alrededor de 650.000 toneladas de pequeños aparatos electrónicos, se descartan en Japón todos los años. El reciclaje del que se obtienen estos materiales “sólo” afecta a 100.000 toneladas de basura electrónica.


La mayoría de las veces, los metales recuperados de la basura electrónica se utilizan para hacer nueva electrónica, aunque de aquí a cuatro años se emplearán en la fabricación de las medallas de Tokio 2020.
Según una ley vigente desde 2009, los japoneses están obligados a reciclar electrodomésticos tales como aires acondicionados, televisiones, ordenadores, lavadoras, neveras o teléfonos móviles. Es lo que se conoce como la e-basura.
En 2013, los 128 millones de habitantes de Japón generaron 17,3 kilos de basura electrónica por persona; en total se recogieron alrededor de 556.000 toneladas de e-basura para reciclar.
Sin embargo, los organizadores de los JJOO se enfrentan al gran desafío que conlleva la iniciativa. Así, uno de los problemas principales es la falta de un sistema efectivo de reciclaje de dispositivos tecnológicos —de 650.000 toneladas de aparatos desechados solo 100.000 toneladas son recicladas—.



Además, una gran parte de los metales recuperados ya se reutiliza para fabricar nuevos dispositivos. En particular, existe un equilibrio entre oferta y demanda apretado para la plata, por lo que es incierto si será posible obtener la suficiente para producir las medallas olímpicas. De esta manera, los organizadores buscan cooperar con empresas privadas para elaborar un plan de recolección de dispositivos tecnológico
Hay que tener en cuenta que las medallas de Río 2016 también eran recicladas de materiales de desecho. Un 30% de la plata que se usó para las medallas de oro y plata procedía de espejos, cables o radiografías.


Si quieren saber más sobre el reciclaje de chatarra y los metales puede consultar nuestra pa´gina web de Recemsa


http://www.reasonwhy.es/

http://gestoresderesiduos.org/